El jefe del bloque de La Libertad Avanza, Agustín Romo, enfrentó cuestionamientos luego de viralizarse un abrazo con Sergio Massa dentro de la Legislatura bonaerense, lo que reavivó reproches internos y críticas en redes sociales hacia el dirigente libertario, quien salió a responder para desactivar la polémica.
El hecho ocurrió cuando el diputado bonaerense saludó al ex ministro de Economía durante un encuentro institucional. La imagen provocó reacciones inmediatas entre simpatizantes libertarios, que interpretaron el gesto como una señal política inoportuna y exigieron explicaciones públicas al referente partidario.
Las respuestas aparecieron en la plataforma X, donde varios usuarios manifestaron su descontento. Uno de ellos escribió que “el abrazo koala que le hiciste a Massa fue un poco mucho”, mientras otros insistieron en que un saludo debe mantener cierta distancia, incluso cuando se trata de encuentros dentro de espacios legislativos formales.
Otro comentario señaló que nadie dudaba de la lealtad del diputado al Presidente, aunque consideró que la escena había habilitado interpretaciones innecesarias. Estos mensajes se multiplicaron durante la jornada y mantuvieron el tema en el centro del debate digital.
Ante la escalada, el legislador utilizó su cuenta en X para justificar lo ocurrido. Allí afirmó: “Muchachos, no es la primera vez que saludo a alguien con quien no coincido en la Legislatura”, y agregó que esa práctica responde a sus responsabilidades institucionales. También remarcó que se mantuvo “siempre leal” al Presidente.
Pese a las aclaraciones, varios usuarios continuaron expresando desconfianza. Un internauta aseguró haber saludado a Juan Grabois sin recurrir a un abrazo y cuestionó la actitud del diputado. Incluso otros mensajes retomaron viejas controversias asociadas al dirigente libertario para amplificar la discusión.
La reacción pública reveló la sensibilidad de la base libertaria frente a cualquier gesto hacia referentes opositores, aun en contextos protocolares. La imagen amplificó diferencias internas y dejó expuesta la delgada línea entre los gestos institucionales y las lecturas políticas que pueden generar.
El episodio cerró sin nuevas intervenciones del diputado, pero dejó instalada una discusión sobre los límites de la convivencia legislativa y la capacidad de la dirigencia para evitar interpretaciones que generen fricciones dentro del espacio oficialista.