

En el partido bonaerense de Roque Pérez, a poco más de dos horas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentran La Paz y La Paz Chica, dos parajes rurales detenidos en el tiempo que combinan paisajes, historia y una fuerte identidad culinaria basada en bodegones y pulperías centenarias.
Ambos sitios conservan una arquitectura de época y el espíritu gauchesco intacto, pero lo que más atrae a los visitantes son sus almacenes de campo, muchos de ellos convertidos en museos vivos, restaurantes criollos o bares tradicionales, ideales para escapadas de fin de semana.
Desde 2013, Roque Pérez celebra cada enero La Noche de los Almacenes, un evento declarado de interés turístico que invita a recorrer los antiguos comercios rurales bajo la luz de las estrellas. “La experiencia combina tradición, gastronomía, música y cultura”, explicó Buenos Aires Turismo sobre la iniciativa.
La propuesta tiene como epicentro a La Paz y La Paz Chica, donde se multiplican los espacios con valor histórico. Estos parajes, conectados por el viejo Camino Real, conforman un circuito de almacenes que conservan sus estructuras originales del siglo XIX y comienzos del XX.
Fundado en 1859, el Almacén La Paz es considerado el más emblemático de la zona. Cuenta con una sala museo que exhibe artículos de lujo de la época, cartas comerciales, una cancha de bochas y otra de pelota paleta. El espacio fue reabierto en 2023 por los hermanos Julián y Agustina Gómez, junto a sus parejas, tras una restauración iniciada post pandemia.
Durante décadas, la atención estuvo a cargo de Mabel “Chola” Gómez, tía de Julián, quien trabajó en el mostrador desde los 13 años hasta pasados los 90. Su fallecimiento en 2019 motivó el cierre temporal del lugar, que hoy recuperó su vitalidad.
En el mismo predio, se conserva una pulpería aún más antigua, habilitada en 1832 durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, quien autorizó su funcionamiento con una advertencia escrita: “Que no la maneje ningún salvaje unitario”.
Ubicado en La Paz Chica, el Almacén San Francisco se fundó en 1930 y se caracteriza por su estructura de adobe, estanterías originales, sifones de vidrio y publicidad antigua. Allí se sirven empanadas, quesos y fiambres caseros, además de espectáculos y eventos que buscan mantener vivas las costumbres del lugar.
“Queremos juntar todos los saberes del paraje en un solo lugar, sin perder la cultura con la que nació este almacén”, comentó Samy Kraus, responsable del emprendimiento.
El ambiente transporta al visitante a otra época, y cada rincón funciona como testimonio de las décadas pasadas, en un entorno donde lo rural y lo patrimonial se fusionan.
A metros del restaurado Cine Club Colón, se encuentra el bodegón Lo de Nelly, fundado y atendido por Nelly Albanesi. Es el único almacén del paraje con actividad diaria, de lunes a lunes, y se transformó en un clásico entre quienes buscan auténtica cocina criolla.
Su especialidad es el asado con cuero, acompañado por matinés al aire libre con música en vivo y baile. Los domingos, el menú incluye lechón al horno, pan casero y vino tinto en jarra. Una postal completa para quienes buscan escapadas de campo con sabor e identidad.
Roque Pérez se consolidó como un destino ideal para quienes desean desconectar de la rutina, redescubrir la historia rural y disfrutar de una gastronomía tradicional enmarcada por paisajes tranquilos y gente hospitalaria.